Inflamación de encías: el asesino silencioso de tus vasos sanguíneos ¿por qué un ligero sangrado es más grave de lo que pensamos?

Inflamación de encías: el asesino silencioso de tus vasos sanguíneos ¿por qué un ligero sangrado es más grave de lo que pensamos?

Es absurdo cómo algunas cosas pueden causar estragos de forma tan silenciosa. Sin dolor, sin drama: apenas un poco de sangrado al cepillarte. Quizá un sabor desagradable por la mañana. Llega un momento en que al masticar te duelen las encías. ¿Y luego? Por lo general… nada. No hay gran señal de alerta…

Sin embargo, ya está más que demostrado: aquí comienza para muchas personas el camino hacia la inflamación crónica. Una carga sistémica y continuada. Un cambio furtivo y peligroso en sus vasos sanguíneos sin que ni siquiera se den cuenta.

La periodontitis, o inflamación crónica de las encías, no es un fenómeno dental menor. Es una de las enfermedades más extendidas: millones de personas la padecen y gran parte de ellas lo ignora por completo. Mientras tanto, mastican chicle o chupar pastillas sin azúcar y esa inflamación silenciosa pasa al torrente sanguíneo.

Lo que sucede después es bioquímicamente pérfido. Las bacterias y los mediadores inflamatorios irritan las paredes internas de los vasos sanguíneos. Se forman minúsculas fisuras. Y eso equivale a una invitación abierta para las moléculas de grasa, las células del sistema inmunitario y los factores de coagulación. Se generan placas y depósitos, y el flujo sanguíneo se vuelve lento. A menudo, años más tarde, sobreviene un infarto o un ictus sin previo aviso.

Hoy en día algunos cardiólogos sostienen abiertamente que combatir la inflamación de encías debería formar parte de la prevención estándar contra las enfermedades cardiovasculares. Pero, sinceramente, ¿cuántos médicos de cabecera preguntan por la salud de tus encías al tomarte la tensión arterial? ¿Cuántos dentistas comunican activamente la relación entre periodontitis y aterosclerosis?

No es por falta de estudios, sino por falta de conciencia y de voluntad para tomarse en serio estas conexiones invisibles.

Y, sin embargo, podría ser muy sencillo: revisiones periódicas, cuidado bucal exhaustivo e intervención temprana.

Todo esto podría evitar miles de infartos. En cambio, el tema sigue relegado al silencio, al igual que la propia enfermedad. Y así, muchos mueren de una cardiopatía que quizá comenzó en la boca…