Infecciones respiratorias causadas por aspiración de placa dental
Respiramos todos los días, miles de veces, de forma automática. Y a veces, también de forma incorrecta. Especialmente en personas mayores, enfermas o en situación de dependencia. En estos casos, al inhalar no solo entra aire en los pulmones, sino también algo que allí no debería estar: la placa dental.
Lo que suena absurdo es una realidad médica. La placa, es decir, el sarro blando, puede desprenderse, mezclarse con la saliva, llegar a la faringe y, desde allí, ser aspirada directamente a las vías respiratorias inferiores al tragar o inhalar.
Y ahí comienza el problema.
Porque la placa no es una masa estéril. Al contrario: contiene bacterias como Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae o Fusobacterium, conocidas por provocar infecciones respiratorias. Cuando estas bacterias llegan a los pulmones, pueden causar inflamaciones: bronquitis, neumonía, o en el peor de los casos, una neumonía por aspiración.
El riesgo se incrementa notablemente en pacientes mayores, con trastornos de la deglución o personas intubadas. Y sin embargo, la prevención sería sencilla: higiene bucal regular, limpiezas dentales profesionales, enjuagues antisépticos especialmente en personas encamadas.
Pero esto rara vez se aplica. El personal de cuidados está sobrecargado, los dentistas no visitan residencias, y muchos siguen viendo la placa como un problema meramente estético, sin reconocer la bomba bacteriana que puede ser.
Los estudios son claros: cuanto peor es la higiene bucal, mayor es el riesgo de infecciones respiratorias. La cavidad oral no está aislada del resto del cuerpo, es parte de un sistema.
La placa no es un detalle menor. Es un peligro real y evitable. Especialmente para quienes menos pueden protegerse por sí mismos.
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